VERDE, AMARILLO... ¡ROJO!

 

“La ley del SEÑOR es perfecta, que restaura el alma; El testimonio del SEÑOR es seguro, que hace sabio al sencillo. Los preceptos del SEÑOR son rectos, que alegran el corazón; El mandamiento del SEÑOR es puro, que alumbra los ojos. El temor del SEÑOR es limpio, que permanece para siempre; Los juicios del SEÑOR son verdaderos, todos ellos justos;” Salmo‬ ‭19:7-9‬ ‭NBLA‬‬


El semáforo es un dispositivo que emite señales de control de tránsito. Sema: señal, foros: portador. Es un portador de señal que regula el tráfico vehicular. 

Más allá de la función técnica del semáforo, hay una conversión social que hace que se respete su luz y tenga un poder de ley. Luz verde, seguí, luz roja, frena. 

Ni a mi, ni a ti se nos preguntó si estamos de acuerdo con esa reglamentación, sin embargo cuando el semáforo se pone en rojo paramos el auto hasta que viene el verde que nos autoriza a seguir.  No depende de nuestra aceptación. Es algo que trasciende nuestra opinión. Hay que respetarlo porque tiene autoridad sobre la conducta automovilística. 

Así es la Ley de Dios. No depende de si estamos de acuerdo, si la aceptamos o no. No depende de nuestra opinión. Está para reglar la vida del ser humano. Esto si, avanza, seguí adelante. Esto no, frená, detenerte. 

Como el semáforo, podemos pasar en rojo y cuando nos ponen una multa decir yo no estoy de acuerdo sin embargo la tenemos que pagar lo mismo porque la multa no depende de nuestra opinión. Asi Dios y su Ley están, no para que opinemos, no para que elijamos que nos parece.

El semáforo, el permiso o el límite, ahí está en cada esquina.La Ley de Dios aquí está cada minuto de mi vida, para que la escuche, la registre y la respete. 


Oramos: Padre, hoy entiendo que Tu ley es buena para mi vida. Decido no ignorarla, cuestionarla u opinar. Me atengo voluntariamente a ella, me dejo conducir y reglamentar entendiendo que el verde y el rojo de tu Ley son bendición para conducta. Gracias por enseñarme, educarme y ponerme límites que son salud para mi. En el Nombre de Jesús. Amén

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